¿A quién escuchar?

La cantidad de información que recibimos hoy en día, sobre cualquier tema, sobrepasa por mucho la que se recibía hace 10, 20 o más años. Los niños hoy en día ya no van a la papelería por sus estampas para copiar lo que venía atrás, ni tienen enciclopedias en su casa, los papás antes de llamar al doctor googleamos todos los síntomas del hij@ y ya que nos da un casi ataque por las fatales posibilidades optamos por llamar para hacer cita, o bien mandar un whatsapp a los pediatras modernos.

Pues bien, en esto de ser padres el bombardeo empieza desde la semana en que se sabe la noticia. La información llega sin que uno la pida y como siempre se da con las mejores intenciones pues no queda más que irse acostumbrando y aprender a ignorar lo que a uno no le convenga.

Pero no es así de sencillo.

Una cosa es que la mamá, la suegra, la hermana, la prima o la amiga que tiene bebé te diga algo así como no queriendo, tratando de ayudar. Y otra es que si haces el intento por informarte ya sea digitalmente o en papelito, la confusión llegará de todas formas.

Para todo hay teorías. Embarazo consciente (¿y el otro es inconsciente?) Parto y crianza con apego (¿y el otro es a fuerza desapegado?). Y así hay un sin fin de términos que ya iremos abordando por separado porque dan para mucho más: Lactancia materna exclusiva, a libre demanda, parto humanizado, violencia obstétrica. En fin, que para todo hay etiquetas y cuando las vamos descubriendo a veces hacen más mal que bien.

Claro que no para todos, hay para quienes encuentran, por ejemplo, la crianza con apego y se identifican completamente con eso. Son felices colechando (osea durmiendo junto con sus críos hasta que cualquiera de las partes decida lo contrario), felices cargando todo el día a sus bebés, dando pecho hasta que sus bebés decidan que ya no quieren más, etc.  Pero para quienes no hemos encontrado una sola teoría con la que nos identifiquemos al 100% la ecuación a veces se complica.

O bueno, nos gustará complicarnos, el caso es ese. Y es básciamente el estilo de crianza que muchos acabamos eligiendo. Libre de etiquetas. Libre de teóricos de cabecera. Pero eso no nos quita la complicación. Porque eventualmente cuando las cosas no marchan como uno quiere llegan las dudas y las culpas y lo que todos los padres nos preguntamos desde el principio

¿lo estaré haciendo bien?

¿debería hacerle caso a x, y o z?

Y cuando empiezan las dudas, no falta el consejo que aplica para todo:

«escucha tu instinto»

¿Mi qué? ¿Cuál? ¿En qué momento se despierta el instinto de la madre y el padre? Porque lo más cercano que uno conoce es el reflejo de cuando se te va a caer el chamaco y lo agarras, pero fuera de ahí el llamado instinto pues como que a veces sale defectuoso. Y uno tarda, un buen rato, en confiar.

Tal vez ese instinto del que los padres experimentados nos hablan es la experiencia, o la seguridad que de ahí vas agarrando. Porque ya pasando unos pocos meses ya por lo menos de repente se nos salen esas frases de «yo sé que le pasa, es mi hij@». Pero al principio… nada.

Resulta entonces muy complicado decidir a quién hacerle caso, sobre todo al inicio cuando hay que tomar tantas decisiones. Desde cómo va a nacer hasta a dónde va a dormir y qué va a comer.

Lo que a los papás chilaquiles las ha funcionado (hasta ahorita que apenas llevamos poco menos de siete meses) es hablarlo todo entre los dos. Cada uno opina lo que le parecería ideal, después repasamos los consejos de la pediatra, los familiares, de amigos y del querido internet y al final decimos a ver pues lo que creo que nos ayudaría para alcanzar el ideal es tal cosa. Y por ahí nos vamos.

¿Estamos haciendo lo mejor para nuestro hijo chilaquil? No lo sé. Pero lo que nos deja más tranquilos si. Yo creo que al final de eso se trata, porque papás estresados difícilmente darán como resultado un hijo muy contento. Entonces esa sería la técnica menos compleja si es que ustedes, como nosotros, no se enamoran de una etiqueta ni se ponen la camiseta para ser un tipo de papás. O tal vez si tenemos un nombre y aún no lo conozco. Si alguien lo sabe, le agradezco me lo presente.

Por lo pronto a seguirnos informando y a seguir ensayando.

7 comentarios en “¿A quién escuchar?

  1. Veronica Valdespino Camargo dijo:

    Yo empezaria a etiquetarlo justamente asi:
    Tipo de crianza …. «Chilaquil»
    Por que en primer lugar nadie lo ha explicado tan bien como ustedes; haciendo lo q a cada quien le acomode y tranquilice es como sabemos q cada quien esta haciendo lo mejor y lo correcto para sus hijos.
    Y en segundo por q creo q es un estilo de crianza q tiene un poco de todo, un poco de cada teoria y asi es justamente como este «metodo chilaquil» funciona.
    Jajajaja! Si, definitivamente es esta casa nos quedamos con el Metodo Chilaquil 😉

    Me gusta

  2. Leticia dijo:

    Así es la información rebasa definitivamente a las acciones, desde hace tiempo los padres hemos sido clasificados en ciertos tipos y ahora está de moda los tipos de crianza. Es bueno tener teoría de algunas pero definitivamente la mejor respuesta es educar conscientemente de lo que haces, lo que dices y lo que con tus actitudes trasmites a tu bebe. El porcentaje de inconciencia en las acciones que están destinadas a la educación del bebe es mucho mayor que los concientes y esto no lo digo yo lo dicen los expertos por eso lo primero es vencer la rapidez con la que llevamos la vida y observar nuestro actuar con los hijos, finalmente eso te llevará a darle lo mejor y lo que necesita para que sea un niño o niña con una historia sana y llena de amor.

    Me gusta

Deja un comentario