Qué si y qué no

andreamusso

Para todos los padres que disfrutan serlo existen momentos de duda. Esta semana he estado leyendo, en diversos lugares, el cómo nadie te habla del lado negativo de la paternidad. En qué consiste la crianza. Que nadie te lo dice hasta que ya estás ahí, cuando no hay vuelta atrás. En muchos casos es cierto, sobretodo porque hasta hace relativamente poco tiempo no existía tanta información y «libertad» para decir lo que queramos.

Así pues la mayoría de los papás llegamos a estrenarnos como tales de forma más o menos accidentada. Pero creo que eso tiene sus cosas buenas también.

En nuestro caso, información previa no nos faltaba. Dada nuestra profesión y el hecho de que yo hubiera trabajado con niños desde antes, además del afán por leer cuanta cosa interesante se me cruza por los ojos, pues nos daba un panorama más o menos realista del futuro: Incertidumbre, dudas, cansancio, desvelos y felicidad.

Suena raro ¿no? Si nos lo pintaran así tal vez el chip de la maternidad no se activaría nunca. Pero esque a pesar de los momentos difíciles sobretodo del inicio viene mucho bueno que no puede ponerse en palabra y ahí está el truco que nos acaba dejando felices a la mayoría de los padres.

Ahora bien, ya que nacen los críos, empieza la información a fluir. Como si la gente se aguantara mucho tiempo las ganas y vienen y te sueltan los secretos de golpe. Y es ahí cuando es muy fácil confundirse, porque todos te aseguran que hay reglas y cuestiones indudables, pero se contradicen.

Para nada pretendo ser guía de padres, ni decirles qué hacer y qué no hacer, pero si me gusta la idea de plantear el panorama de lo que escucho más comunmente, en mi experiencia de terapeuta y como mamá, sobre lo que nos dicen que por ningún motivo podemos hacer, o al revés, lo que claro que por supuesto que tenemos que hacer, por siempre. He aquí el resumen:

  • No lo duermas en brazos (o no lo cargues todo el día) porque lo mal acostumbras, llorar un poco no le hace daño. vs. No lo dejes llorar nunca porque de adulto tendrá muchas inseguridades.
  • Dale chupón, es más fácil de quitar que el dedo. vs. Si le das chupón, necesitará ir al ortodoncista.
  • Quítale el pecho pronto, entre más grande es más difícil. vs. Nunca le des biberón, dale en vaso.
  • No lo duermas contigo, es muy peligroso. vs. No lo duermas solo hasta que el quiera.
  • Házle una rutina diaria con el baño y el sueño. vs. No lo acostumbres a una rutina muy rígida porque luego no puedes hacer nada.
  • Nunca utilices la palabra «no». vs. Tienes que ponerle reglas desde chiquito
  • Dale de comer cuando él quiera y cómo el quiera vs. Sé estructurado a la hora de darle de comer, que entienda que no es hora de juego.
  • Cómprale andador vs. Déjalo en el suelo, aunque se golpee.
  • Invierte en pañales de tela y lávalos con detergente biodegradable vs. no lo acostumbres a los pañales (desechables) más caros, porque luego no podrás ponerle de otros.

Sinceramente la lista es interminable, porque a cada quién nos han dicho diferentes cosas (y seguirán), lo importante es que cada pareja tenga claras sus ideas y que se documente al respecto.

Por supuesto que en cada casa tenemos cosas que si estamos dispuestos a probar con nuestros hijos y otras que por nada queremos experimentar. Hay estudios recientes, actualizados, que indican que lo mejor es que los niños no se cansen de llorar y se resignen sino atenderlos, igual que demuestran que el uso de andadores es peligroso y no promueve el gateo (que es muy importante), además de acostumbrarlos a caminar de cierta forma que después no es beneficiosa para ellos. También sabemos que usar pañal de tela es mejor para ellos, para su piel y para el planeta.

Pero.

Hay familias a las que sus características no les permiten darse el tiempo lavar pañales de tela, que la ecología no les importa (tristemente), que los dejan llorar porque quieren cierta estructura y así creen que es mejor conseguirla, que les compran andador porque ellos lo utilizaron y no vieron nada malo al respecto, que les compran comida hecha en vez de hacerla en casa y no han tenido ningún problema (ni antecedentes de alergia en la familia). Que dan fórmula porque no pudieron, por las razones que sean, amamantar. Que los duermen con chupón porque es lo único que les ayuda.

Tampoco se trata de decir que todo está bien y se vale todo porque no es así. Ser flexibles es una cosa y ser irresponsables es otra. Si vamos a arriesgar a los bebés en determinados momentos (con juguetes, andadores, mientras gatean por la casa, comiendo cosas que tal vez puedan ocasionar reacciones, dejándolos en la cuna mientras nos bañamos, etc.) tenemos que estar conscientes de los riesgos y preparados para enfrentarlos, al menos en teoría. Saber qué hacer si algo saliera mal.

Lo más importante es que esa lista de qué si hacer y qué no hacer al momento de tener a nuestros críos con nosotros no puede ser fija porque ninguna familia es igual a la otra. Además de tener bien claro que todos batallamos. Para nadie la crianza es un proceso fácil. Tomemos la opción que sea de la lista, vamos a tener dificultades, porque es parte de la vida. Pero es importante ir experimentando para ver lo que nos funciona a cada quién. Con rutina o sin, colechando o no. Es indispensable probar y quedarnos donde nos sintamos cómodos.

Qué más quisieramos que poder pasarle a nuestros hijos toda la información que ya tenemos y de esa forma llenarlos de sabiduría y ahorrarles muchas penas. Pero no es posible. Así como nosotros seguimos aprendiendo a base de ensayo y error, de igual forma ellos tendrán que equivocarse muchas veces. Nuestra guía servirá para ayudarles un poco en el camino, nada más. Y en el mejor de los casos, ese camino habremos de disfrutarlo todos los involucrados.

dosbaby

¡Gracias por leer!

*Ilustraciones de Andrea Musso y Luisa Uribe

2 comentarios en “Qué si y qué no

  1. Lizeth dijo:

    Dice mi esposo que el primer bebe es como los hotcakes (el primero nunca sale bien) y esto porque los papás no nacemos sabiendo ser padres asi que aprendemos a prueba y error.
    Creo que todos estamos en esa lucha de ser buenos en base a nuestras posibilidades y creencias.

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