A comer…

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Creo que a todos los papás nos da ilusión que llegue el día en que nuestros hijos puedan comer algo además de la leche. Porque aunque sea tan maravillosa como ya hemos platicado, conforme van creciendo van interesándose por la comida que ven, al vernos comer quieren tocar y probarlo todo. Así que cuando llega EL día de darles de comer casi siempre estamos emocionados.

¿Fruta? ¿Verdura? ¿Cereal?

¿A los 4? ¿5? ¿6 meses?

Como todo en la nueva vida de papás, son decisiones que tenemos que tomar, basándonos en lo que nos de la gana, básicamente. ¿Y por qué digo eso y no basándonos en lo que dice la evidencia científica? Pues porque resulta que la evidencia científica dice de todo.

Creo que es el tema del que más he podido quejarme desde que nació el bebé chilaquil. ¿Por qué no están de acuerdo todos los pediatras del mundo en la forma en que se deben alimentar los bebés?

Se le llama ablactación a la incorporación de alimentos que vamos haciendo con los bebés (aunque curiosamente la real academia española opina que no es una palabra, pero bueno, así se le dice).

Y si, la OMS y las asociaciones de pediatría de cada país tienen manuales dedicados a esto. Pero si ustedes toman 10 amig@s que tengan hijos y les preguntan cómo iniciaron la alimentación de sus hij@s seguramente obtendrán de 8 a 10 respuestas diferentes.

Cada pediatra opina distinto.

Están los que continúan indicando jugos desde pequeños, después cereales y después frutas, verduras y carnes, todo de jalón e iniciando a los 4 meses aprox. Están los que indican que todo junto salvo algunas excepciones, nunca papillas y hasta que el bebé muestre señales de que está listo. Y la gran mayoría indican papillas pero la forma de irlas introduciendo varía mucho.

Que si dales verdura primero porque si les das fruta luego ya no quieren lo salado.

Que si dales cereal primero para que duerman mejor.

Que si retrasar la incorporación de ciertos alimentos «alergenos» es contraproducente porque en vez de ayudar empeora la situación y luego los haces más susceptibles.

Igual que en todo lo que les comparto aquí, les platico como nos está yendo a nosotros ahora que el bebé chilaquil está próximo a cumplir sus 10 meses.

Reto número 1: La gente y sus comentarios (todavía y por lo que veo así seguirá siendo con todos los temas por siempre de los siempres)

Les cuento como antecedente que yo fui alérgica a muchas cosas, desde los 6 meses de edad como hasta los 21 años, o bueno algunas cosas fueron quitándose y otras tardaron más. Pero la mayoría de mis alergias eran a alimentos (además de jabones, polvo, polen, etc).

Total que habiendo antecedentes de alergias en la familia la introducción de alimentos va haciéndose un poco más lenta que con niños en cuyas familias no existen antecedentes. Al menos esa es mi creencia y la pediatra con quien vamos la apoya.

Empezamos hasta los 6 meses. Igual porque la literatura en la que decidimos confiar así lo indica y nuestra pediatra lo avala. Ya se sostenía sentado, ya estaba interesado y ya había perdido el reflejo de extrusión (osea ya no sacaba de su boca todo lo que se ponía ahí).

Antes de iniciar leí (como de costumbre) varias cosas al respecto y además de escuchar las indicaciones de la pediatra fui con una nutrióloga experta en el tema, que da cursos sobre ablactación.

Una vez informados, decidimos lo que nos dio la gana, es decir, lo más fácil: plátano.

No fue aquella cosa maravillosa, si acaso comió un poco. Pero ahí fuimos poco a poco día tras día hasta que fue aceptándolo, igual con las demás cosas. Iniciamos con 3 días de cada alimento y solo unas probadas y después subiendo la frecuencia.

Para no hacerles el cuento largo, como al mes de iniciar el bebé chilaquil se llenó de ronchas. Una urticaria, pero de esas que si ves al niño de lejos le sacas la vuelta porque crees que tiene algo contagioso de seguro.

Hicimos pausa con las papillas, cambiamos el jabón, la crema, etc. Y tardó unos 10 días en volver a la normalidad.

Y de nuevo a iniciar, alimento por alimento, ahora por 5 días.

De ahí en delante, vamos «retrasados». Y lo pongo entre comillas porque a mi me parece que no hay prisa de que coma todo ya. Porque toda la vida va a poder comer lo que quiera (o casi). Porque el está feliz con su chayote y sus mangos.

Pero ahí es donde viene la gente a preguntarme que por qué no le doy gerber, que por qué no le doy galletas, que por qué no le pongo sal, si está bien desabrido así. Que por qué no le echo cereal al biberón, que por qué no ha probado equis cosa. Así la larga interminable.

¿Por qué? No lo sé.

Porque optamos por ser cuidadosos. Porque somos miedosos. Porque somos flojos. Todas las anteriores.

Lo que sé es que a diario come, muchas veces, muchas cosas.

Que cuando algo no le gusta, no lo obligo. Que no hago blw, o «alimentación autorregulada» es decir que no le doy todo en trozos, porque no quiero estar angustiada mientras lo veo comer. Pero claro que le doy pedazos de todo y lo dejo tocar todo y lo cambio mil veces al día porque es libre de embarrarse todo lo que quiera.

Si, todo lo que quiera.

Estamos contentos porque el se ve contento mientras come y cuando algo no le gusta nos lo hace saber, claramente.

Así que vamos «lento» según la percepción de algunas personas.

Seguramente al año no va a comer «de todo» como la mayoría de los niños. Pero cada vez comerá más cosas y poco a poco irá comiendo como nosotros. Que es lo que en realidad me parece más importante.

La idea es que vayan comiendo de todo lo que tu comes. No de todo lo que hay en el mundo. Por eso siempre me pregunto ¿por qué tendrán que comer habas, ternera, alubias? Si son cosas que nunca van a comer en su casa.

Y obvio, no TIENEN que comerlas, pero volvemos a las recomendaciones pediátricas, se vuelven curiosas, intrigan.

Se pueden escribir mil cosas, hay grupos en facebook dedicados a esto y si entran a los que son de BLW (Baby lead weaning) descubrirán que según quienes siguen al pie de la letra esta técnica, no se puede ir de papilla a sólido porque es peligroso y entonces te metes en mil problemas.

Ya saben que a mi no me gusta ningún extremo entonces yo lo que intento es guiarme por lo que él me pide, lo que tengo en casa y si, lo que dice su pediatra.

Porque si decidí llevarlo con la pediatra y le pago mes a mes por su consulta, también decido hacerle caso.

Si ustedes han decidido optar por la medicina alternativa, o evitar las consultas con el pediatra salvo que sea necesario o bien sus bebés serán vegetarianos o veganos, están en todo su derecho y es muy bueno que tengan claro el camino a seguir. Nosotros nos informamos y seguimos ese camino orientado por su médico, a menos, claro, que algo no nos cuadre, ahí ya veremos.

Las papillas se hacen siempre en casa, con fruta y verdura lo más fresca posible y por lo general las hago el mismo día.

Porque me gusta y porque puedo.

No le damos alimentos procesados/empaquetados porque no hay necesidad. Pero no quiere decir que estamos en contra de que la gente lo haga si no tiene otra opción. La queja va en contra de criar a nuestros hijos sin pensar en lo que estamos haciendo. Pero claro que es respetable la decisión que tomen, solo les recomendaría informarse y buscar la mejor opción.

Hoy en día tenemos mucha información y muchas facilidades. Incluso pueden hacerse las papillas de toda la semana y congelarse, en nuestro caso usamos mason jars como los de la foto (que saqué de pinterest porque no he tomado ninguna) y nos funcionan muy bien para cuando salimos y para cuando congelamos.

La idea es que el camino de la alimentación empiece de la mejor forma con nuestros hij@s, que no se vuelva un terreno atropellado y complejo desde sus inicios y que en el futuro los haga personas felices que puedan disfrutar lo que comen y todo lo social que la comida trae consigo.

Diviértanse experimentando con sus hij@s, prueben su comida, embárrense juntos y recuerden que el tiempo pasa rápido así que en vez de preocuparse porque no comen lo suficiente o porque queda todo sucio ocúpense de saborear las primeras veces de cada alimento que jamás vuelven.

¡Gracias por leer!

2 comentarios en “A comer…

  1. Mayela Cañamar dijo:

    Awww. Lloro con tus comentarios. De verdad hay veces que es cansado ir contra la corriente. Porque incluso la gente que más amas te dice que deberías de hacer porque por experiencia es «lo correcto» o lo que hacían antes … Como le vas a decir que no a tu madre después de haber criado a unas triatas y dos hijos chicos mayores al mismo tiempo 😩. En fin, como dices; hay que disfrutar porque crecen tan rápido 🙊👏😘

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