¿Y tu hijo, come bien?

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En mi familia, como en la de muchas, la comida es más que una parte del día. Pasamos del desayuno a planear la comida y de la sobremesa a planear la cena.

La relación que tenemos con la comida es punto clave en nuestras vidas, para bien o para mal, de ahí que cuando hay niños en casa damos mucha importancia a que coman «bien».

¿Pero qué es comer bien? ¿Balanceado? ¿Saludable? ¿Orgánico? ¿En determinada cantidad? ¿Con horario? ¿Según las recomendaciones de un nutriólogo? ¿Comerse todo? ¿Comer contento?

Si se fijan, de todas esas preguntas que acabo de enlistar, la que menos dudamos en responder afirmativamente es la de comerse todo, casi nadie tiene dudas al respecto. Casi todos escuchamos que había que terminarse todo lo del plato, o bien vimos a nuestras madres guardar las sobras (o comérselas), algunas mamás repiten (a diario) que debemos terminar la comida porque hay niños que no tienen que comer, otras mamás no dejan que su hijo se levante de la mesa hasta terminar, otras no los dejan comer solos ni cortar su comida hasta que son ya mayores. Cada mamá tiene sus técnicas, pero la gran mayoría buscan que el plato quede limpio.

Acabarse la comida es sinónimo de gusto, para empezar. Si te terminaste todo quiere decir que te gustó ¿no? Además, si comiste «bien», en este caso, te comiste todo, la mamá tiene una preocupación menos respecto a tu bienestar. Es entonces un proceso de colaboración, la madre prepara la comida (o la compra) y el hijo se termina su porción completamente de tal forma que ambos se ven beneficiados, una está tranquila y el otro nutrido.

Suena fácil, pero la realidad es muy distinta.

Yo les he ido platicando nuestras experiencias con la comida en un par de posts sobre la ablactación y cómo nos iba cuando empezó a comer más comida , así que ya más o menos tienen idea de cómo nos fue en los inicios. Hoy quise compartirles cómo nos está yendo ahora que el bebé chilaquil está en eso de ser menos bebé y ser más un explorador intrépido del mundo, próximo a cumplir dos años.

Pasamos de ser comedor arrasa todo a ser el más selectivo de la casa. La verdad es que desde el inicio tuvo una tendencia a serlo, no se comía todo a la primera, siempre ha tenido sus reservas, huele las cosas, las toca, las prueba un poco, hace caras y ya después come un poco más. Pero a partir de, tal vez el año y medio o poco menos, come menos y menos cosas.

Las verduras prácticamente solo las quiere en smoothie, las frutas le encantan pero no todas, proteína animal el huevo y los lácteos le gustan, el pescado a veces. Carne y pollo, ni pensarlo. A favor tenemos que toma bastante agua, acepta cualquier lechada y sobretodo que gracias a ese carácter selectivo hemos ido aprendiendo a respetarle sus tiempos.

Como ya saben, aquí siempre se investigan las opciones. Si ustedes tienen un comedor selectivo en casa les comparto estos tips:

  • Ellos saben cuando tienen hambre, no siempre es a la misma hora ni siempre comen la misma cantidad. Hay que respetarlos.
  • Si ya no quiere, ya no quiere. Preguntarles 10 veces más no hará que cambien de opinión (lo que si puede hacer es que se acostumbren a decir que si, aunque no tengan hambre).
  • Distraerlos para que coman va creando círculos viciosos en los que no comen si no están jugando (o la actividad que sea que los distraiga).
  • Obligarlos a comer fomentará que relacionen la alimentación con algo negativo.
  • Entre menos libertad les demos para explorar y experimentar el proceso de comer, menos pronto se sentirán a cargo de su alimentación.
  • Si están saludables y comen medianamente bien durante el día o hacen, al menos, una comida más pesada. No hay mayor razón para forzarlos.
  • Si algo nos gusta a nosotros, no quiere decir que les tiene que gustar a ellos.
  • En los primeros años se guían por imitación. Si nos ven disfrutar los alimentos, en gran variedad, seguramente ellos también los disfrutarán, solo que a su tiempo.
  • Si no estamos seguros de lo que estamos haciendo, ellos se dan cuenta. Si estamos nerviosos con la idea de darles libertad, se ponen nerviosos ellos también. Esperemos a estar bien convencidos para tomar cualquier decisión.

Claro que es decisión de cada familia el cómo educa y alimenta a sus hijos y claro que si establecemos un menú base y es toda la opción que tienen nuestros niños es difícil que pidan otra cosa. Si desde el día uno nuestro hijo va aprendiendo que la comida se toma en la mesa, que si no quiso comer ahí, no comerá más tarde hasta que sea hora de comer de nuevo y que si no le gustó la comida puede tener o no tener opciones será más sencillo que vaya entendiendo cómo funciona la dinámica alimenticia en su casa.

El apetito se modifica conforme crecemos por toda la carga emocional que tiene, pero cuando somos muy pequeños estamos mucho más conectados con nuestro cuerpo, así que ayuda mucho dejarlos que decidan. Que decidan sus gustos (generalmente son temporales), sus tiempos y cantidades. Aunque claro que habrá de existir cierta base pre establecida.

Si en vez de enfocar toda nuestra energía en que nuestros hijos coman bien la usamos para trabajar en nuestra calma, nuestra posibilidad de dejarlos y no angustiarnos porque no comen como esperamos es muy probable que la hora de la comida deje de ser tortuosa.

Confiemos en ellos, dejémoslos decidir y enseñémosles desde pequeños a escuchar sus cuerpos.

Si vemos que la falta de apetito de nuestros hijos está llegando a un extremo hay que acercarse con profesionales y leer al respecto. Hay muchos libros que son de ayuda en éstos casos y pueden tranquilizarnos al darnos cuenta de los procesos por los que pasan nuestros hijos.

Intentemos hacer de la hora de comer algo disfrutable y nutritivo no solo a nivel físico. Acompañemos a nuestros hijos mientras comen y dejemos que experimenten con todos sus sentidos cada bocado. El tiempo que son niños es muy corto y se alimentarán toda la vida, si pueden disfrutarlo ¡adelante!

Como siempre, gracias por leer.

*ilustración de pinterest

3 comentarios en “¿Y tu hijo, come bien?

  1. Lizz dijo:

    Buenisimo! Justo estoy en esta etapa, me preocupa un poco que el bebe (ni tan bebe, tiene dos anios) no coma bien como antes pero ya he leido infinidad de articulos que dicen que es normal y es parte de una etapa como lo mencionas tu, ahora la cosa es que el papa lo entienda asi, jaja… Ya no se que me estresa mas, si el papa preocupon o el nino sin apetito

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