Se vale llorar

tantrum

¿Les ha pasado que hay días en que sus hijos amanecieron de malas? ¿O ustedes están de malas?

Esos días en que la paciencia se nos acaba, desde antes de las 8 de la mañana. La casa se desordena, se nos quema la comida, en fin, que todo sale mal. Hay una edad en la que los niños empiezan a hacer berrinches.

Oh si, los berrinches. Temidos y terribles berrinches.

Tienen la capacidad de sacar lo peor de los papás porque son justamente un montón de emociones sin nombre, todas juntas, desbordadas e intensas que, por lo general, se expresan con gritos y llanto.

¿Qué hacemos?

Decirles que no lloren o castigarlos porque no se tranquilizan, o a veces, gritamos más, jugamos competencias con ellos, y después sentimos una culpa aún más desbordante.

No es para nada un tema fácil de sobrellevar, pero es posible.

Confieso que, aunque a veces soy muy paciente, en mis días malos me da por gritar, y por más culpa que me de he ido aprendiendo que así como debo permitirle a mi hijo expresar sus emociones, debo permitírmelo a mi.

Aunque el aún no sabe hablar claramente y eso lo frustra aún más, tenemos ambos el derecho de sentirnos mal, enojarnos y gritar, solo hay que ir aprendiendo formas de desahogarnos sin dañar a los que tenemos al lado.

La clave aquí, en nuestro caso, ha sido trabajar en no decirle «no llores»

¿Por qué no deberíamos llorar?  ¿qué tiene de malo enojarse?

Aparentemente en nuestro mundo cada vez está peor visto el sentirse mal o el expresar las emociones como son. Aún estamos a tiempo para acompañar a nuestros hijos en sus malos momentos desde otro punto de vista.

Un berrinche no son ganas de molestar. No es «portarse mal» o «medirnos». Se trata de sus momentos en los que no pueden expresar de otra forma cómo se sienten y con el berrinche nos dicen algo, muchos algos.

¿Pesado? Si

¿Cansado? Si

¿Imposible? No

Conforme vamos entendiendo que no somos ni mejores ni peores padres al frustrarnos podemos aceptar que nuestros sentimientos tienen un sentido que trasciende el momento.

¿Qué podemos hacer?

Acompañarlos, acompañarnos mutuamente por ellos y dejar que las emociones aparezcan, así como van. Si estamos felices, se vale reir, si estamos tristes se vale llorar. Expresar las emociones es sano, siempre que no atropellemos al otro, se vale expresarnos porque es parte de quienes somos. Crecemos con nuestros hijos, de la mano, y nos frustramos junto con ellos.

Cada caída la sentimos y nos duele, cada enfermedad, cada llanto.

De igual forma les recomiendo darse permiso de enojarse, de sufrir y de expresarlo. Conforme cada hijo vea a sus padres en paz con la expresión de sus emociones, ese hijo tendrá una mejor relación con su vida emocional y eso le hará mucho más llevadero su camino por este mundo.

Hoy fue un día con altos y bajos en chilaquilandia, pero como siempre, después de la tempestad viene la calma y nos vamos a dormir tranquilos, en paz y sabiéndonos amados, les deseamos lo mismo a ustedes.

Como siempre muchas gracias por leer.

*ilustración de pinterest

2 comentarios en “Se vale llorar

  1. Ale. dijo:

    Que un niño haga un berrinche es comprensible pero que lo haga la mamá pues no. Una cosa es expresarnos pero «se supone» que los adultos ya pasamos por esa etapa emocional y gritar y llorar pues me parece fuera de lugar.
    Es como yo experimento mi maternidad, pero mira que llevo bien poco de mamá, a ver si no luego me tragi mis palabras 😅

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    • MAMA CHILAQUIL dijo:

      Hola Ale! Tal vez no me expliqué bien, hablo justo de ese expresarnos y, en mi opinión, a veces se vale expresarse llorando si eso es lo que sentimos. Ellos nos ven como seres reales y van viendo que no tiene nada de malo llorar, otra cosa sería hacer berrinche juntos, pero así como comentas que llevas poco, aunque lleves mucho esto es de ir experimentando y ensayando. Gracias por leer y comentar 🙂

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