Hoy quise compartirles un tablero de recompensas que acabamos de comprar y que es un recurso ya conocido por muchos. Desde terapeutas conductuales, familias que tienen necesidades específicas (hijos con dificultades en el aprendizaje, lenguaje, en su conducta, etc.) hasta mamás y papás que intentan poner orden o estructurar de cierta forma su rutina con sus hijos.
Sin entrar en detalles sobre cada uno de los estilos de crianza si puedo decir que en la experiencia que tengo como terapeuta y mamá es que la mayoría de los papás buscamos un estilo que se adapte a nosotros y al hacerlo muchas veces dejamos de lado herramientas que bien podemos adaptar.
Por eso quise ponerles el caso del tablero de recompensas. En esta casa no somos tan tan conductuales en muchas cosas, pero en otras si. Si bien es cierto que respetamos lo más que podemos a nuestro hijo y fomentamos que el tome sus decisiones y se apoye siempre en nosotros también es cierto que por su corta edad (tiene 2 años y medio) hacemos énfasis en la estructura de su día, sus horarios y ciertos «requisitos» que para nosotros resultan importantes.
A nosotros nos funciona y creo que a final de cuentas es lo que importa, también incorporamos formas de «romper» la estructura y que no sea inflexible porque, de lo contrario, los días que aparecen eventualidades lidiamos con niños muy frustrados y asustados por los cambios.
Este tablero que les muestro en la imagen lo compramos en una tienda de aquí de Monterrey pero seguramente en sus ciudades pueden encontrar algo parecido, o hacerlo ustedes mismas (pinterest les puede dar infinidad de ideas). A pesar de que este que tenemos está diseñado para «sumar» actividades o deberes y así «ganar» recompensas o premios aquí decidimos utilizarlo de forma distinta.
Vamos poniendo actividades cotidianas del día solo para recordarlas y recordar cómo las hacemos regularmente (pero son movibles) y el niño chilaquil solo va señalando conforme las completa, en vez de ganar un premio los «premios» son lo que el hace regularmente, por gusto, es decir jugar, salir, ver tele, pintar, etc. Y añadimos un espacio para que diariamente identifique sus emociones.
Estar alertas de cómo nos sentimos y por qué y sobretodo de cómo expresamos lo que sentimos es una herramienta muy útil y si iniciamos a temprana edad se vuelve una tarea que dominaremos o al menos conoceremos de mejor forma. Por el momento, por su edad, solo contemplamos 3 emociones pero la idea es ir sumando conforme crece.
Quise compartírselas solo como un ejemplo de que, aunque vayamos encontrando tipos de crianza que nos acomodan mejor, no hay necesidad de pelear con otras corrientes y de cerrarnos a herramientas y oportunidades de aprendizaje.
Todo esfuerzo suma. A veces hay que darles y a veces hay que quitarles.
Ya les platicaré qué tal nos va y qué tanto le emociona a el utilizarlo.
Como siempre, gracias por leer.