Todo es temporal

Han pasado ya un poco más de seis meses después de aquella noche en que fui mamá por segunda vez. En otra ocasión me sentaré a compartirles la historia detallada de mis partos pero hoy vengo aquí a contarles sobre un tema que no solo me importa sino que además es motivo de muchas dudas que me hacen llegar y sobretodo de muchos productos milagro que veo pasar frente a mi:

Bajar el peso que ganamos en el embarazo.

Parece que el segundo tema en la lista después de parir es adelgazar tan pronto como sea posible. Y no solo adelgazar sino: Volver al cuerpo que teníamos.

Yo he tenido embarazos en lo que gano el peso promedio y en ambos casos he bajado muy rápido durante la primera semana después del parto.

Y después…

Después de esa semana no he bajado nada.

Ni un kilo.

Ni medio kilo.

Ni cien gramos.

Ni lactando.

Todas las madres conocemos esa historia de que lactando adelgazas un montón o bien que la lactancia te hará perder el peso rápido y fácil.

¿Suena tentador, verdad? Rápido y fácil en la misma frase que perder peso.

Si conozco casos en los que ha sido así e incluso en que adelgazan mucho y se sienten incómodas. Yo les cuento mi teoría: Seguramente es cierto (ya mis amigas nutriólogas me han contado el aproximado de calorías que se queman al estar lactando), pero también es cierto que da hambre.

Da mucha hambre.

Así que la clave no está en no poder bajar sino en decidir qué comer. Porque si embarazada sientes mucha hambre, después de eso es aún peor.

Incluso tengo amigas que no dan pecho y me cuentan lo mismo, tienen mucha hambre.

La vida con bebés es cansada, desorganizada en muchas ocasiones y el cansancio pues, da hambre también.

Entonces sin más preámbulo les comparto cómo me veía a los 9 meses de embarazo, a la semana del parto, a los 3 meses y hoy que mi bebé tiene 6.

f7c68bc7-3e3c-49b3-a027-407e8a751196

A pesar de ser mi segunda vez como mamá, no voy a negarles que yo esperaba llegar a los seis meses con una figura envidiable, atlética y tonificada. Anhelaba, a ratos, en ponerme las pilas para cuidarme como es debido y dedicarle si o si el tiempo a mi cuerpo y activarme a diario, sin excusas.

Como pueden ver… eso no ha pasado.

Han pasado muchas cosas más. He besado una incontable cantidad de veces a mis hijos, me he desesperado otra incontable cantidad de veces. He tenido mucho trabajo, además del que hago en casa y he confirmado, de nuevo, que no tengo intenciones de vivir a dieta ni de privarme de comer lo que en este momento me hace sentir bien.

O sea pan.

No me mal interpreten, que las frutas y verduras son de mis cosas favoritas en la vida y asumo a estas alturas que así lo serán por siempre. Y además estoy consciente de lo adictivo que resulta consumir harina y azúcar.

Pero.

Mi lucha es moderarme en lo que no debería comer y aceptar el momento en el que estoy. Me importa más activarme, lograr tomar más agua, lograr dormir bien. Me importa seguir comiendo mucho de lo que sé que hace bien. Pero lo que más me importa es aceptar que no busco recuperar mi figura, ni bajar el peso que subí, así tal cual no. Yo no busco ese cuerpo pre bebés. Simplemente porque ese cuerpo ya no existe.

Estar luchando a diario y sintiéndome mal con lo que veo en el espejo es algo que, gracias a la terapia y a mi profesión, ha quedado lejos hace mucho tiempo.

Sentirme incómoda si como mal, porque el cuerpo está mas pesado, eso si me puede pasar y lo que hago es simplemente al día siguiente volver a comer bien.

¿Y a qué me refiero con comer bien? Pues comida real, fresca, con fibra y mucho sabor.

Me preguntan por qué se nos antoja tanto lo dulce (a algunas personas) en el postparto. Les puedo dar mil respuestas pero si nos vamos a la parte emocional.

¿Quién es el primer proveedor de alimento en nuestras vidas? Nuestra madre

¿Qué necesitamos para sentirnos fuertes y capaces de dar amor a nuestro bebé? Afecto, apoyo, contención.

¿Qué alimento nos reconforta? Algo calientito, apapachador o dulce.

Así pasa y está bien.

Si al cuerpo le tomó 9 meses gestar a nuestros hijos. ¿Por qué tenemos tanta prisa por que no se note que estuvieron ahí dentro? En mi experiencia previa, más o menos al año después es cuando me siento que vuelvo a conocer bien a mi cuerpo.

Quiero ser muy clara al decirles que con esto no invito a la gente a comer pan a diario sin parar, que no se trata de dejarse y con el pretexto de apapacharse no cuidar nuestra salud.

Los hijos nos necesitan sanas y fuertes y eso no es negociable. Pero de igual forma no es aceptable estarnos poniendo a diario adjetivos calificativos negativos. Despreciándonos en el espejo y recriminándonos por haber caído en las tentaciones.

Los hijos nos necesitan presentes, nuestro entorno nos quiere ver felices, no con cuerpo escultural.

Y nosotras, nosotras necesitamos reconectar con nosotras mismas, reconocernos, descubrir en quién nos estamos convirtiendo, qué tipo de ejercicio nos gusta ahora, cuál se ajusta a nuestra vida de mamás, qué sabores dejaron de gustarnos con el embarazo, qué horarios podremos tener para comer y para cocinar.

Es por eso que no busco mi cuerpo de antes, no está escondido, ni perdido, está fortalecido y transformado. No sé ustedes pero no puedo volver a insultar a un cuerpo al que he visto (y sentido)  abrirse en sentido figurado y literal para dar vida.

Después de luchar contra el espejo, como muchas de ustedes que me leen, les aseguro que se siente muy bien sonreírnos a nosotras mismas y ser las primeras que nos tratemos bien al vernos.

La sociedad es cruel y espera que hagamos como que no pasó nada, empezando con el cuerpo.

Pasaron cosas maravillosas.

Dejemos de escondernos, de pelearnos y de luchar contra nosotras mismas. Vayamos construyendo nuevos rituales sanos, horneando nuestro propio pan, juntémonos con otras madres y hagamos galletas, compartamos, veamos jugar a nuestros hijos.

Mientras estos años pasan, no perdamos de vista nuestro cuerpo, nuestra vida.

Sigues siendo tu, pero ya no eres la misma.

Ya no busques a la que era, sorpréndete con la que eres hoy.

Y tómate fotos, junto con todas las que le tomas a tus hijos.

Todo es temporal.

Como siempre, gracias por leer.

 

6 comentarios en “Todo es temporal

  1. Marcela dijo:

    Buaaaa 😭😭😭 no sabes que paz me da leerte, tuve a mi tercer bebe hace 3 meses y no puedo de depre al verme al espejo, que nada me queda, comprar ropa más grande es duro ☹️ Y eso del hambre me trae mal por la culpa, trato de hacer ejercicio pero me siento tan torpe. Literalmente como si después de tener a mi beba me hubiera metido en una botarga de la que no veo cuando y cómo voy a salir. Soy ex-retadora de SISY y ahí voy días buenos y malos, pido a Dios me ayude a querer estar más sana y no solamente querer estar más flaca, gracias por escribir acerca de este tema 🙏🏼

    Me gusta

  2. Elizabeth Mendoza dijo:

    Gracias por tus palabras, me sentí tan identificada, me ha costado aceptarme como soy, pero cada día lo hago y cuanta razón tienes en decir en no buscar más lo que era. Definitivamente soy mejor ahora después de dos hijos. Gracias!!!

    Me gusta

Deja un comentario